lunes, 4 de junio de 2012

El inicio



Recuerdo que esa tarde volví a casa temprano, había sido un buen día después de todo. El verano acabó de dar sus últimos coletazos un par de semanas antes y la noche caía más temprano que de costumbre. Mis pocas preocupaciones eran los estudios y dos chicas. Y cuando digo dos, lo digo pudores. Creo que estaba enamorado de 2 chicas a la vez.
Una la conocí no hacia mucho. En una de esas típicas fiestas de inicio de curso. La típica amiga de un amigo que te la presentan y te quedas charlando con ella.
Me encantaba su pelo rizado y negro, y su pequeña boca y amplia sonrisa me atraían. Ella estaba enamorada de alguien, pero eso me daba igual, yo ya me había enamorado de ella.
Sin embargo, antes de ella me había enamorado de otra persona, de una chica que conocía desde que tenía 14 años. De ella recuerdo su alta estatura, sus castaños cabellos y su fuerte carácter. Con el tiempo he llegado a dudar de lo que realmente sentía por esa chica. No sabía si me había enamorado o tan solo la admiraba por la manera que tenía de afrontar su vida.
El caso es que, quizás por inmadurez, intente flirtear con ambas a la vez. Dado que mis esfuerzos habían caído en balde por el enamoramiento que tenían ambas hacia otros chicos, opte por mentir en ciertas cosas.
Es curioso pienso ahora. Como auto- reflejo a la falta de atención, generas historias para captar la misma. Haces de ti y tu vida una novela interminable en la que ellas son partes de la historia. Como si fueran lectoras a las que tienes que atar.
Durante un periodo de tiempo, funcionó. Ellas estaban pendientes y yo de ellas. Todo corría su curso, y si bien sabía que en algún momento todas esas mentiras se desmoronarían, no me preocupaba. "Ya pensaré en algo cuando eso pase", pensaba.
Al llegar a casa, pase por el salón donde estaba mi madre viendo una novela. Parecía muy concentrada en ella, así que solo salude con la mano antes de entrar en mi habitación y ponerme al Messenger.
Conecte. Eso era parte de mi dinámica diaria, incluso antes que estudiar, prefería conectarme al Messenger para hablar con cualquiera de estas dos chicas.

Solo estaba una conectada, pero sentí una cosa extraña. Algo no iba bien. Normalmente ella me abría la ventana para saluda que tal el día, pero no lo había hecho.
Le salude de manera alegre y me respondió de manera frívola. Sin duda algo había pasado, pero no sabia el que.
"No tienes nada que contarme?"
Vale si, algo ha pasado, pensé.
Todo cobró sentido unos minutos después. Llego un mensaje de un amigo que teníamos todos en común. Lo primero que dijo fue "La has cagado".
Fue entonces cuando empezó a desmenuzar como el le había contado todo a ellas dos. Como las historias no concordaban, la conversación entre ambas chicas, el como se los contó y cuando.
Parecía que se lo pasaba bien. No paraba de decir que era un mentiroso y que por eso me quedaría sin amigos.
Estaba en cuadro. No podría decir, ni hacer nada. Mis orejas empezaron a arderme y empecé a sudar como si estuviéramos en pleno agosto. Los mensajes se llenaban, tanto de el como de las dos chicas.
Salí de la habitación y me metí en el baño. Me lavé la cara y me miré al espejo. Pero que mierda has hecho, me repetía mirándome. En el reflejo pude ver un chico nervioso con los ojos vidriosos.
Mi madre me vio salir y se preocupó. Al llegar, las dos chicas aparecían desconectadas, seguramente me habían bloqueado, y la verdad podía entenderlo.
Al contrario, parecía que aquel "amigo" se lo estaba pasando en grande machacándome con los hechos. Hizo de juez y verdugo, creo que es lo que siempre le había deseado. Sentirse el paladín de la verdad y la justicia que hace la paz.
Cerré el ordenador y salí al salón. Le dije a mi madre que quería dejar el bachillerato. Ella lo entendió después de 3 horas explicándoselo.
Nos acabábamos de mudar y nadie conocía mi dirección, ni mi número de teléfono de casa y el único contacto que tenían conmigo era por mi móvil, el cual apagué durante una buena temporada.
Creo que llegué a odiarme a mi mismo. Empecé a borrar mi perfil de todas las redes sociales existentes en aquella época. Messenger, fotolog, myspace. Todo lo mandé al carajo y dejé todo como si no existiera.
Y eso hice, deje de existir para todos, incluso para mí.
Fue entonces cuando empezó todo. La historia de Sara, los problemas de mi madre, mis inicios para recuperar mi identidad, la perdida de todas aquellas amistades, la creación de nuevas... esta agria historia fue tan solo el inicio de algo grande que acababa de empezar. Algo bueno, algo verdadero.

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